Si hay un obstáculo claro al avance de los derechos humanos, ese es, sin duda, la guerra. La violencia, la desesperación y la destrucción no contribuyen a la reflexión, la solidaridad y la visión de futuro que exige el desarrollo de una sociedad mejor. Ucrania no es una excepción: la emergencia de resistir a un invasor muchísimo más poderoso es un incentivo para adoptar medidas cuestionables y peligrosas. Paradójicamente, este contexto absolutamente desfavorable está siendo aprovechado por el activismo LGTBI de Ucrania para luchar por sus derechos y lograr la mayor conquista de su historia: el reconocimiento legal de las parejas del mismo género. ¿Por qué podrían tener éxito?
Las personas LGTBI en Ucrania
Cualquier análisis sobre la diversidad sexual y de género en Ucrania debe partir de una realidad: la situación de las personas LGTBI está lejos de ser buena. La discriminación contra el colectivo (y otras minorías) ha suscitado la preocupación de, por ejemplo, el Experto Independiente de Naciones Unidas para la orientación sexual y la identidad de género. Tras visitar el país en 2020, el EI reflejó en su informe los altos niveles de violencia y acoso que sufren las personas LGTBI en Ucrania y, especialmente, las activistas.
Una violencia que, sin ser endémica de este país, no ha tenido (todavía) una respuesta legal suficientemente contundente por parte de sus autoridades. Ucrania carece de normas protectoras esenciales para la comunidad LGTBI. Como indica el informe Rainbow Europe de ILGA Europe -que refleja el nivel de protección que se ha alcanzado en los distintos países de Europa- Ucrania apenas obtiene un 19 sobre 100. Una puntuación que, siendo mala, es no obstante mejor que la de Estados miembros de la Unión Europea como Bulgaria, Rumanía (ambas con 18/100) o Polonia (13/100), y no está lejos de las de Italia (25/100) 0 Letonia (22/100). Además, supera por mucho las de Rusia, Armenia (ambas 8/100) o Turquía (4/100). Estas diferencias se deben a ciertos avances conseguidos en los últimos años.
Aunque Ucrania despenalizó la homosexualidad en 1991 (poco después de obtener la independencia), desde entonces la situación jurídica de las personas LGTBI prácticamente se estancó. No se aprobaron leyes protectoras ni hostiles (como las leyes «anti-propaganda de relaciones sexuales no tradicionales» de Rusia) hasta 2015. Ese año, el Código de Trabajo fue reformado para prohibir la discriminación laboral por motivos de orientación sexual e identidad de género. También es interesante mencionar la Ley sobre el estatus legal de las personas desaparecidas de 2018, pues es un raro ejemplo de norma que prohíbe expresamente la discriminación por motivos de orientación sexual.
Zelenski y las promesas truncadas
La llegada a la presidencia de Volodímir Zelenski en 2019 prácticamente coincidió con la manifestación del Orgullo más numerosa de la historia de Kyiv. Apenas unos meses antes, militantes de ultraderecha habían atacado una manifestación por los derechos de las personas trans de la ONG Insight, que la policía dispersó inmediatamente amparándose en «razones de seguridad». Sin embargo, en junio de 2019, y esta vez entre fuertes medidas de seguridad (y con otra contramanifestación ultranacionalista intentando reventarla), ocho mil personas salieron a las calles de la capital ucraniana bajo el lema «Libertad. Igualdad. Lucha».
Fuente: Volodymyr Kutsenko para Radio Svoboda
En este contexto de gran movilización activista, las autoridades ucranianas comenzaron a prestar una mayor atención a sus demandas. Por ejemplo, en 2021 se cambió la política que impedía a hombres homosexuales y bisexuales que donaran sangre. Además, varias propuestas legislativas presentadas en ese mismo año buscaban castigar los delitos de odio motivados en la orientación sexual y la identidad de género, así como prohibir toda discriminación por estas razones. La reforma del Código Penal para agravar los delitos de odio formaba parte, incluso, de una lista de acciones prioritarias para el Gobierno ucraniano publicada en 2021. Paralelamente, asociaciones cristianas y los miembros más conservadores de la Rada Suprema (el parlamento ucraniano) presentan rutinariamente iniciativas y proyectos de ley para prohibir la «propaganda LGTBI», muy similares a las leyes ya vigentes en Rusia o Hungría.
Sin embargo, la invasión rusa de febrero de 2022 no solo paralizó estos avances, sino que agravó la ya complicada situación de las personas LGTBI en Ucrania. De un lado, al igual que millones de sus compatriotas, muchísimas personas LGTBI se vieron obligadas a huir de sus casas, quedando expuestas a niveles especialmente altos de violencia, discriminación y explotación. Así lo han denunciado, entre otras instituciones, el Experto Independiente de Naciones Unidas o la Comisaria de Derechos Humanos del Consejo de Europa, especialmente en los territorios en disputa y los ocupados. Particular gravedad reviste la situación de las personas trans, sobre la cual recomiendo mucho leer este interesante post de la organización ucraniana Insight. Esta misma organización, y otras, han creado refugios para alojar a las personas LGTBI y mujeres que huyen de los combates. De otro lado, no pocas personas LGTBI se habrían unido a la resistencia armada.
Paradójicamente, este contexto podría estar impulsando los derechos de las personas LGTBI en Ucrania.
¿La guerra como catalizadora de derechos? El gran órdago del activismo LGTBI en Ucrania
«En este momento, cada día podría ser el último», reza una petición online para legalizar el matrimonio igualitario en Ucrania. De acuerdo con el artículo 40 de la Constitución ucraniana, los poderes públicos están obligados a tomar en consideración y responder cualquier petición. Esto incluye, por supuesto, al presidente Zelenski. Y a él iba dirigida esta petición de la activista Anastasia Sovenko, que rápidamente superó las 25.000 firmas necesarias para que estuviera obligado a responder.
Y así lo hizo. En agosto de 2022, el presidente Zelenski pidió al gobierno ucraniano que estudiara la posibilidad de legalizar el matrimonio igualitario. Las posibilidades de que se apruebe pronto son remotas. El artículo 51 de la Constitución limita el matrimonio a las parejas formadas por hombre y mujer, por lo que sería necesaria una reforma constitucional. Reforma que no sería posible mientras dure la guerra, según el artículo 157 de la Constitución y tal y como ha recordado Zelenski en su respuesta. Sin embargo, sí que ha abierto la puerta a reconocer legalmente a las parejas del mismo género a través de una figura como las uniones civiles. Como expliqué en otro artículo, dar cobertura legal a las parejas del mismo género es un derecho humano.
Dos razones explicarían este posible éxito inesperado del activismo LGTBI en Ucrania. En primer lugar, un motivo pragmático al que se refería expresamente la petición. Cuando la muerte violenta y repentina es una posibilidad muy real, las parejas del mismo género necesitan urgentemente de alguna cobertura jurídica. Sin reconocimiento legal, cuestiones esenciales como visitar a la pareja en un hospital, reclamar su cadáver en la morgue, solicitar una pensión de viudedad o cuidar a la familia de la pareja si fallece quedan sin respuesta. Con decenas, cientos o miles de personas LGTBI engrosando las fuerzas defensivas ucranianas –argumenta el activismo– las autoridades no pueden hacer oídos sordos. Un discurso que podría ser recibido con simpatía por la población ucraniana, a juzgar por el éxito de la petición.
En segundo lugar, una razón más bien política: el choque de valores en el que las partes en conflicto están enmarcando conceptualmente la guerra. Vladimir Putin y otras autoridades rusas -incluyendo las eclesiásticas– vinculan habitualmente la invasión de Ucrania con la necesidad de defender los «valores tradicionales». Valores que estarían amenazados por el feminismo, la «ideología de género» y los derechos de las personas LGTBI. Ante este relato, Ucrania opone otro en el que busca alejarse de Rusia abrazando los «valores europeos», destacando especialmente el respeto a la diversidad. Como expliqué en este artículo que escribí para CTXT, en esta oposición de relatos cobra un papel muy relevante la fuerte conexión que existe en el imaginario colectivo global entre la protección al colectivo LGTBI y la Unión Europea, a la que Ucrania aspira a pertenecer.
Por tanto, aprobar el matrimonio igualitario tendría no solo una gran relevancia práctica para las personas LGTBI, sino, también, una enorme carga simbólica para Ucrania.
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